viernes, 8 de octubre de 2010

Los Autri

Recuerdo ahora cuando los Autri eran felices ensayando. Casi a todo le daban importancia. Y casi nada lo merecía. Formaron parte de uno de tantos movimientos específicos en los que se mueve la música, en espiral, y siempre horizontal. Es cierto que al pasar de los años, y en el constante escribir en el libro de los días y la historia, la gente tiene que esforzarse por no quedarse varados, retrasados en un mundo que gira rápido; quizá esto sea lo que provocó aquél dicho tan emotivo que dice que "cuando se perdió la complejidad de la mente, se perdió la complejidad en la música". Un dicho muy bien dicho. Quizá sea simplemente esto lo que provocó, tal vez también tengamos que agregar el hecho de que cada vez más música en los tiempos de los Autri, venía sonando como mero ruido. A esto también tendríamos que agregar que los Autri eran jóvenes, y de echo eran los más jóvenes en los toquines que frecuentaban, en los que se encontraron con gente mucho mayor que ellos, gente que siempre les dijo que eran muy chicos y que tocaban muy bien; y la juventud siempre va a estar divida en dos, opresores y oprimidos, y esto, aunque sea relativo, o tal vez hasta falso, debo decir que era lo que hacía a los Autri una banda de indie rock, que soñaba, soñaba con llegar, ¿A dónde? No sé, quizá nunca los sepamos.

Pero eran felices, y aunque jamás vuelvan a serlo, creo que los tres o cuatro que empezaron, pueden morir en paz. Pues hicieron hasta dónde pudieron, por sacar ese no sé qué que los mantenía inhibidos. Tal vez vuelvan a hacerlo. Y aunque no lo vuelvan a hacer, nadie puede quitarles nunca la satisfacción de un ensayo bien sonado, ni aquellas palabras que se decían "oye wey, ahora sí sonó bien chingon..." Ni podrán quitarles las horas sentados en la terraza de la casa en la que ensayaban, la hermosa vista con la que contaban, las pláticas llenas de trivialidades para el mundo, complementaciones amistosas, importantes para ellos.

La gente nunca elige a sus amigos. Los amigos se aceptan tal y como vengan. Ellos pudieron ser amigos de cualquier otra persona, o tocar juntos pero sin ser amigos, al fin y al cabo todos podemos complementarnos, no hay nada de una persona tal, que otra no pudiera suponer, y la suposición bien fundada es la base de la verdad. Aún así fueron amigos, son amigos (espero). Con todo y sus respectivas diferencias de ideología, de gustos musicales (aunque en la mayoría concordaran), en sus formas de vida, en sus comportamientos (muy parecidos también, demasiado parecidos quiero decir). Se encontraron, tal vez por que el mundo es muy pequeño, o tal vez por que SU lugar de origen es pequeño.

Al fin y al cabo aunque la gente de todo el planeta diga que son de determinada nación, raza, y estilo de vida, todos funcionamos de acuerdo a la mente y el corazón (en los dos sentidos en los que se entiende al corazón). Y ellos hacían lo que su tiempo, oídos, boca, brazos, manos, pies, mente y corazón, les permitían hacer. ¿A dónde querían llegar? No sé, supongo que a ser felices... lo lograron, y a mí me entró la nostalgia.

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