lunes, 31 de mayo de 2010

Mayo termina, y esto apenas empieza

A estas horas, cuando ya me encuentro en la comodidad de mi hogar, después de un día fuera de él, el viento comienza a resoplar con más fuerza, y resiento el no estar afuera, pues todos los que andan en la calle lo están sintiendo entre su pelo, golpeando su rostro, y pensando que es el premio merecido, recibir esa frescura penetrando entre las axilas, después de todo un día bajo el sol. Me da envidia, pero yo así lo elegí, decidí quedarme a escribir.
En éstos días, los camiones, uf! los camiones... un mundo aparte, calor, empujones, toqueteadas, sabroseadas, miradas de odio, miradas de "qué buena está", también están las de "cómo no se queda sordo el cabrón" o, "ese wey es el sonido del camión", o las de "hay mira esa indecente", típica de las señoras, o las miradas de envidia y de asco a las parejas que van bien prensadas en el asiento de hasta atrás. Pero calor, sobre todo, calor, mucho calor.
Y eso que apenas empieza. Ya se siente en el camión, sobre todo en el camión, un olor único, energético, humano. Es El Olor De La Colectividad.
Bueno, puede uno bajarse del camión, hacer las cosas que tenga que hacer, pero el olor se va a quedar contigo siempre, somo humanos. Es la única cosa que sin intención de hacerla, la hacemos colectivamente.
Yo hoy me bajé del camión, hice las cosas que tenía que hacer. Fui al banco. Un mundo aparte, casi como el camión, con la diferencia de que en el banco el calor se vuelve soportable, artificialmente claro. Después de una inmensa cola (no es albur), salí del banco, muy enojado y desesperado por la lentitud de los tipos esos que no sé como hay que llamarlos, así que los llamaré: los que trabajan en el banco.
El hambre y el calor, son dos cosas que cuando se juntan se vuelven inignorables, insoportables, puedes morir a media calle. Así que me dirigí al sitio más cercano en el que pudiera encontrar comida rápida, rápido. No, no fue el Oxxo, fue un maldito superama. Me dirigí con paso veloz a la zona en donde anticipadamente sabía que se encontraban unas hamburguesas que no sabían mal. No las encontré. Así que resignado y hambriento agarré cualquier torta de jamón y un refresco. Me dirigí a pagar y la chava me pregunta "¿encontraste todo lo que buscabas?", "NO" le contesté, "¿Qué te falto?" me preguntó extrañada con un unos ojos de Normalmente la gente dice SI, sí encontré todo. "Me faltó una hamburguesa ¿harás algo al respecto?", no me contestó, me cobró, y dejó que pasara el siguiente.
Hambriento, no tuve ganas de discutir, así que salí de nuevo a que me pegara el sol, con esa intensidad con la que lo ha venido haciendo. Comí, subí al camión, y de nuevo ahí estaba, el Olor a la Colectividad. Me puse a leer, acostumbrado a él, fastidiado pero feliz, todos lo soportamos por igual, y eso es bueno.

martes, 25 de mayo de 2010

Carta de algun niño enamorado

Hola niña:
Justificar a ambos lados

Espero que estés de lo mejor. Espero que las modas aún no te conquisten. Sabes, las modas son malas, son impuestas en gran parte por la música, y ésta por la televisión, y ésta apesta. Y sabes otra cosa, desde que se acabó la complejidad de la mente, se acabó la complejidad en la música. Eso lo escuché un día de una persona que lloraba.


Bueno, no sé, tal vez no me recuerdes. Yo mismo no recuerdo que edad teníamos. Lo único que recuerdo es que yo era un poco mayor que tú. Yo me acuerdo más de tí de lo que tú de mi, de eso estoy seguro.


Pasabamos horas y horas jugando frente a tu casa. Siempre te extrañaba cuando te ibas de viaje, y yo no quería que acabaran las vacaciones pues significaba tener que ir a la escuela y tú, seguramente, jugarías con alguien más.


Recuerdo aquél día cuando jugabamos frente a tu ventana, tú traías una muñeca, yo un par de cochecitos y me dijiste, "¿fugamos al poso y la posa?", y yo no entendí y te pregunté "¿Qué? ¿qué dices?", a lo que de inmediato contestaste e hiciste un certero ademán para que yo entendiera qué era lo que querías decir, "sí, al poso y la posa, pimelo tu me bechas y luego yo, y tu te vas a tlabajal y yo cuido a la bebita".


Era un niño de seis años (creo), ¿se supone que debía enamorme de una de seis?... Pues no, me enamoré de tí, que tenías no más de tres (creo). Dicen que cuando uno madura el amor pierde todo sentido. Sigo siendo un niño, y hasta que deje de serlo dejaré de estar enamorado de tí.


Hace unos días volví a verte, me saludaste. Quedé hipnotizado, de ahí que no recuerde todo lo demás que me dijste, después del hola. Parece que la adolescencia te favorece. Mientras yo voy saliendo de ella, parece que tú empiezas a soñar, y empiezan a hacerte soñar.



Espero que estés bien, que disfrutes éste tiempo de tu vida. Quizá te vuelva a escribir, no es necesario que me contestes.


Atte. Algún niño enamorado de tí.

Piedra sobre piedra

Totalmente concentrado en la memoria de algunas putas tristes, me encontraba. Había comprado un refresco para sacar de entre mis dientes las boronitas de los cacahuates japoneses que entretenían a mi lengua, que batallaba para sacarlas de las diminutas cavidades de mi boca. Esperé a terminar el párrafo que apasionadamente leía...
Cuando llegó el momento, levanté la mirada y me encontré con el retrovisor del chofer, y la vista de éste perdida entre las líneas blancas y amarillas de la carretera. Iba a estirar mi brazo para alcanzar la botella de Coca cola, cuando volteo a la izquierda, en la ventana (de un tipo que iba dormido y roncando como si la vida se le fuera en eso), ahí estaba, piedra sobre piedra...
Siempre cuando uno viaja le entusiasma la idea de admirar el paisaje y pensar. A menos que se le conozca, pues gracias a quien sabe quien, los libros de geografía son muy precisos al describir lugares, sus paisajes, o bien si ya se fue de vago por esos rumbos antes. Éste último fue mi caso, pues en lugar de admirar y reflexionar, me puse a conocer al señor García Márquez.
Pero fue el destino. Estoy seguro. Todo el viaje entretenido entre las líneas de un texto y justo cuando levanto la mirada para encontrarme con mi refresco, encuentro el montículo de piedras, del que gustamos admirar mi madre y yo, pues nos recuerda los viajes por esa misma carretera, cuando aún vivía nuestro guía.
Dos antenas de las que facilitan la comunicación entre los humanos, disminuyen un poco la hermosura al cerro aquél. Pero ya no es tanto la hermosura, sino los recuerdos que guardo de aquellos terminables viajes. Mi hermana y yo, sentados en el asiento de atrás, ella y él, enfrente. Él nos decía, en cuanto veía que cabeceábamos, "No se duerman, vayan viendo el paisaje... vayan viendo los cerros, que parece que alguien muy cuidadosamente los acomodó, piedra sobre piedras..."

jueves, 20 de mayo de 2010

¡Pisé mierda!

¡Mierda! ¡Pisé mierda! Iba Justificar a ambos ladosyo caminando como normalmente lo hago, con un excesivo meneo de aquí pa' lla y de allá pa' ca. A parte de ir pensando en la larga noche que me esperaba sentado frente a la lap top, iba escuchando una muy buena rola del blur. Cuando irrumpió en mi mirada perdida en la explanada del horizonte, una camioneta negra que aparentemente era de la policía, supongo y usando la lógica, quiero pensar que así era, pues en el cofre tenía la leyenda "P-O-L-I-C-Í-A".
Pasé la esquina donde está la lavandería. Es increíble la cantidad de cosas en las que uno puede pensar cuando va caminando: un paso, la tarea, otro paso, la economía, otro paso, "la vida, ¡la vida!, ¿la vida?, la vida, ¿qué es la vida? En tratar de entenderla se nos va la propia vida...", otro paso y, "¡¿Pero qué veo?! ¡una gran trampa!, Un fétido, patético e inmoral trozo de mierda. ¡Cuidado!". Mi mente trabajo demasido lento. Pensé (solo pensé), en desviar mi ruta unos veinte centímetros a la izquierda, y en eso, pasó la camioneta de la policía que al parecer llevaba policías a alguna emergencia.
Una cosa muy rara eso (pues eran muchos policías, demasiados policías, no sé de donde salen tantos, creo que se reproducen entre ellos), pues uno ve las noticias y dice, "no en mi colonia no pasa eso", nada más hay algunos grupos de cholillos, reggaetoneros (disculpen si no escribo correctamente "regeatoneros"), pero ¿esos qué?, nada más se te quedan viendo feo y luego te dejan de mirar, piensan que provocan miedo.
Y digo muy raro, por que los policías exageradamente armados, con los rostros cubiertos muy al estilo del subcomandante Marcos, pasaron muy muy rápido, en aquella camioneta que al parecer era de la policía.
Toda la gente que iba por la calle vio pasar el comboy. Se estiraron, se pararon de puntitas, y pusieron sus manos en la frente como si esto les diera más alcance, para poder ver en qué parte de la calle los policías daban vuelta. Sí, me distraje un poco. Un poco, lo suficiente como para que mi zapato de perdiera en la gelatinosidad de una mierda muy bien trabajada. Sí, pisé mierda...

miércoles, 12 de mayo de 2010

¿El amor requiere de madurez?

Un día, Juanita estaba sentada pensando. Reflexionaba acerca de un asunto que la tenía un tanto preocupada. Bueno, a decir verdad, la tenía extremadamente preocupada, todo el tiempo, dos semanas antes, hasta ese día, lo había ocupado pensando y reflexionando acerca de lo que quería.


Era una niña (al menos hasta antes de que sus papás supieran que tenía ocupaciones sentimentales, que fue cuando dijeron: "hay mi niña, ya no es una niña, ya tiene sus pretendientes, y ya quiere saber qué es el amor"). Yo creo que seguía siendo niña. Las cosas no fueron tan desagradables al principio, con el susodicho aquél, se besaron, se abrazaron, se medio toquetearon. Hasta que los papás de Juanita se enteraron...


-Hay mija, yo te entiendo que estás en edad de la punzada- le dijeron queriendo aparentar ser unos papás "modernos", -Pero tu tienes que entender que no estás en edad, que el amor requiere de madurez... que tienes que esperarte hasta que tengas quince o dieciséis para tener novio... (...) (...)-. Ella los escuchaba, pero a la vez no. Resonaba en su cabeza "el amor requiere de madurez, el amor requiere de madurez. ¿el amor requiere de madurez? Sí, el amor requiere de madurez. No."


Y los papás de Juanita siguieron hablando y hablando durante un largo rato. Me ahorro todo lo demás que dijeron, porque en resumen, repitieron las mismas frases.


A Juanita, como era de esperarse, le valió madre (O quizá como tú lector, aficionado a las telenovelas, en especial a esas en las que salía Belinda y/o Daniela Luján, que estás pensando que ella sacrificó todo por estár con él. Pues sí.). Siguió viendo al tipo ese, que por cierto era dos años mayor. Pasó de todo. Y le dijeron de todo cuando en su casa la descubrieron.
Esa fue la primera aventura de Juanita. Aprendió algo... ¿Aprendió algo?... Sí, supongo que lo que a continuación les contaré fue fruto de lo que aprendió en su primera andanza, que, casi ocho años después recordaría y reflexionaría.
Siempre cuando Juanita era cuestionada por sus pretendientes, sobre sus anteriores parejas, ella siempre empezaba contando aquella bonita historia con aquél PRIMER güey. Del que hasta hace poco, se refería como el chavo al que más ha querido, con el que más cosas chidas ha pasado, y al que más extraña. Pero después de mucho meditar, se dió cuenta de que el amor en realidad no necesita madurez. Que en aquellos tiempos, cuando tenía trece, era más una necesidad por controlar la hormona, por aprender, por experimentar, por vivir, que por amor (Nótese que la pregunta ¿qué es el amor?, está en el aire, sin poder ser contestada.). Y ahora, sigue siendo casi lo mismo pero con madurez, y esto, a su vez, cae en la monotonía de las formalidades, en las trampas de lo planeado, y esto genera conflictos.
Ahora Juanita siempre dice "para el amor no hay edades, tampoco para las edades hay amor, es sólo la necesidad de no sentirnos tan solos, es solo para ser un poco más normales..."


lunes, 10 de mayo de 2010

Marketing, hipocresía y esas madres

10 de mayo. Gran oportunidad para decirle a tu madre que la quieres. Gran oportunidad para vender, miles de cosas, la mayoría para inútil uso de adorno, electrodomésticos (no entiendo porqué si es como decirles "ándale, pa' que le sigas con la planchada, la lavada y todo lo demás"). Es el día en el que si alguien está ocupado es porque está con su madre...

-¿Qué vas a hacer mañana?

-¿Mañana?, pues voy a llevar a comer a mi madre.

-¿Y eso?

-Pues es 10 de mayo...


Solo a alguien muy hipócrita (y defraudador de madres), se le ocurriría crear un día para ellas; todos los días hay razones para recordarlas, agradecerles, quererlas y hacérselos saber.


Aborrezco a toda la bola de hipócritas. Hace unos días hablé con mi madre y le dije que para no ser hipócrita debía confesarle que hay veces que siento que no la quiero lo suficiente (aunque no sé qué tanto es suficiente), y que a veces presiento que tengo una madre más chingona de la que merecería. A lo que me contestó con un "eres mi hijo, qué más puedo hacer, no tengo otro".


No siento que esté defraudando a mi madre porque soy quien soy, soy sincero con ella. Y porque no hay mejor manera de que una madre esté orgullosa de su hijo que sabiendo que su hijo está enormemente orgulloso de ella.


Pasaré del 10 de mayo. Creo que una madre sería más feliz sabiendo que ese día su hijo fue a la escuela y aprovechó al máximo el poco o el mucho conocimiento que de ésta pudiera adquirir (aunque en un país como el nuestro, es muy poco). Pasa del 10 de mayo, y el 11, o el 12, o cualquier otro día, el 26 de octubre, dile a tu madre lo mucho o poco que sientes por ella...

jueves, 6 de mayo de 2010

De algunas dudas (Y quejas)

En el tiempo que llevo viviendo, he tenido infinidad de dudas. Alguna vez me preguntaba: ¿Como cuánto costara la torre Eiffel?... ¿Cuánto haré caminando de aquí hasta allá?... y la típica pregunta de ¿Porqué el cielo es azul?... A excepción de "porqué el cielo es azul", (la cual me contestó un día un primo mío con un argumento no tan convincente de que "las partículas que conforman el cielo son azules", yo, aún creía en Iahvé, y le dije "yo creo que es porque así lo quiso dios") la mayoría de ellas no fueron respondidas, por falta de tiempo tal vez, o por flojera.

Pero últimamente, atacó mi mente una pregunta que tal vez muchos más ya se han hecho:

"¿Porqué en Europa y algunos otros países, los carros tienen el volante al lado derecho?"

Hoy, me atacó durante la interesantísima clase de informática (Al menos yo sé que debes usar el sentido común, la lógica, para poder encontrar todas las funciones que necesites usar en power point, pero el “profe” piensa que soy o somos, unos “muggles”, y él se alza porque se siente el mero mero de las computadoras, eso lo hace patético, aburrido, y a la clase tediosa y bochornosa), en la cual pasé por alto las recomendaciones del patético profesor, y me puse a investigar con el señor google.

Mi búsqueda era algo así:

Porque en europa los carros tienen el volante en el lado derecho?

En seguida atendieron mi petición (como suelen hacerlo). Opté por abrir las Yahoo respuestas. Después el wikipedia. Aunque debo confesar que me llevé una gran impresión cuando supe que era más por razones culturales de sus antepasados, en los que, según se explica, los carretones eran conducidos del lado derecho para así poder desenvainar el arma en caso de ser atacados (o alguna madre así), o bien, en caso de encontrar, a alguien poder saludarlo como dios manda. Esto, en el caso de los países europeos que después llevaron su cultura a los países que colonizaron.

Total, que eran unos desmadres así. Y digo que me sorprendí porque creía que era una cuestión más de tipo científica, no sé. Creía que los polos, y las mareas, o un desmadre de esos, era la razón por la que en Europa conducen al revés.