jueves, 20 de mayo de 2010

¡Pisé mierda!

¡Mierda! ¡Pisé mierda! Iba Justificar a ambos ladosyo caminando como normalmente lo hago, con un excesivo meneo de aquí pa' lla y de allá pa' ca. A parte de ir pensando en la larga noche que me esperaba sentado frente a la lap top, iba escuchando una muy buena rola del blur. Cuando irrumpió en mi mirada perdida en la explanada del horizonte, una camioneta negra que aparentemente era de la policía, supongo y usando la lógica, quiero pensar que así era, pues en el cofre tenía la leyenda "P-O-L-I-C-Í-A".
Pasé la esquina donde está la lavandería. Es increíble la cantidad de cosas en las que uno puede pensar cuando va caminando: un paso, la tarea, otro paso, la economía, otro paso, "la vida, ¡la vida!, ¿la vida?, la vida, ¿qué es la vida? En tratar de entenderla se nos va la propia vida...", otro paso y, "¡¿Pero qué veo?! ¡una gran trampa!, Un fétido, patético e inmoral trozo de mierda. ¡Cuidado!". Mi mente trabajo demasido lento. Pensé (solo pensé), en desviar mi ruta unos veinte centímetros a la izquierda, y en eso, pasó la camioneta de la policía que al parecer llevaba policías a alguna emergencia.
Una cosa muy rara eso (pues eran muchos policías, demasiados policías, no sé de donde salen tantos, creo que se reproducen entre ellos), pues uno ve las noticias y dice, "no en mi colonia no pasa eso", nada más hay algunos grupos de cholillos, reggaetoneros (disculpen si no escribo correctamente "regeatoneros"), pero ¿esos qué?, nada más se te quedan viendo feo y luego te dejan de mirar, piensan que provocan miedo.
Y digo muy raro, por que los policías exageradamente armados, con los rostros cubiertos muy al estilo del subcomandante Marcos, pasaron muy muy rápido, en aquella camioneta que al parecer era de la policía.
Toda la gente que iba por la calle vio pasar el comboy. Se estiraron, se pararon de puntitas, y pusieron sus manos en la frente como si esto les diera más alcance, para poder ver en qué parte de la calle los policías daban vuelta. Sí, me distraje un poco. Un poco, lo suficiente como para que mi zapato de perdiera en la gelatinosidad de una mierda muy bien trabajada. Sí, pisé mierda...

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