miércoles, 12 de mayo de 2010

¿El amor requiere de madurez?

Un día, Juanita estaba sentada pensando. Reflexionaba acerca de un asunto que la tenía un tanto preocupada. Bueno, a decir verdad, la tenía extremadamente preocupada, todo el tiempo, dos semanas antes, hasta ese día, lo había ocupado pensando y reflexionando acerca de lo que quería.


Era una niña (al menos hasta antes de que sus papás supieran que tenía ocupaciones sentimentales, que fue cuando dijeron: "hay mi niña, ya no es una niña, ya tiene sus pretendientes, y ya quiere saber qué es el amor"). Yo creo que seguía siendo niña. Las cosas no fueron tan desagradables al principio, con el susodicho aquél, se besaron, se abrazaron, se medio toquetearon. Hasta que los papás de Juanita se enteraron...


-Hay mija, yo te entiendo que estás en edad de la punzada- le dijeron queriendo aparentar ser unos papás "modernos", -Pero tu tienes que entender que no estás en edad, que el amor requiere de madurez... que tienes que esperarte hasta que tengas quince o dieciséis para tener novio... (...) (...)-. Ella los escuchaba, pero a la vez no. Resonaba en su cabeza "el amor requiere de madurez, el amor requiere de madurez. ¿el amor requiere de madurez? Sí, el amor requiere de madurez. No."


Y los papás de Juanita siguieron hablando y hablando durante un largo rato. Me ahorro todo lo demás que dijeron, porque en resumen, repitieron las mismas frases.


A Juanita, como era de esperarse, le valió madre (O quizá como tú lector, aficionado a las telenovelas, en especial a esas en las que salía Belinda y/o Daniela Luján, que estás pensando que ella sacrificó todo por estár con él. Pues sí.). Siguió viendo al tipo ese, que por cierto era dos años mayor. Pasó de todo. Y le dijeron de todo cuando en su casa la descubrieron.
Esa fue la primera aventura de Juanita. Aprendió algo... ¿Aprendió algo?... Sí, supongo que lo que a continuación les contaré fue fruto de lo que aprendió en su primera andanza, que, casi ocho años después recordaría y reflexionaría.
Siempre cuando Juanita era cuestionada por sus pretendientes, sobre sus anteriores parejas, ella siempre empezaba contando aquella bonita historia con aquél PRIMER güey. Del que hasta hace poco, se refería como el chavo al que más ha querido, con el que más cosas chidas ha pasado, y al que más extraña. Pero después de mucho meditar, se dió cuenta de que el amor en realidad no necesita madurez. Que en aquellos tiempos, cuando tenía trece, era más una necesidad por controlar la hormona, por aprender, por experimentar, por vivir, que por amor (Nótese que la pregunta ¿qué es el amor?, está en el aire, sin poder ser contestada.). Y ahora, sigue siendo casi lo mismo pero con madurez, y esto, a su vez, cae en la monotonía de las formalidades, en las trampas de lo planeado, y esto genera conflictos.
Ahora Juanita siempre dice "para el amor no hay edades, tampoco para las edades hay amor, es sólo la necesidad de no sentirnos tan solos, es solo para ser un poco más normales..."


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