viernes, 16 de julio de 2010

De dios, la vida, la salvación, ¿Etc., etc.?

Hoy voy a hacer un par de serias acusaciones. Mi madre dice que es católica, pero jamás comulga, jamás se confiesa, jamás va a misa; pero tiene sus imágenes, o sea que ya compró su salvación. Mis tías las súper católicas, las almas benevolentes que dios envió para hacernos dichosos, las que juntan las yemas de los dedos, los contornos de sus manos y las colocan en su pecho como filtro para la luz de sus corazones mientras inclinan la cabeza (eso me da mucha risa, me recuerda a una perrita que tuve, que cuando tenía hambre y me veía comer, inclinaba la cabeza), cada vez que hablan como si dios mismo lo hiciera por medio de sus bocas, están llenas de rencor, hipocresía, envidias, egoísmos, chismes, y todas esas cosas que como dice esa canción de la vida es un carnaval, “para aquellos que solo critican ¡fuera!... para aquellos que nos contaminan ¡fuera!...”

Acuso a esas personas de no haber logrado transmitir, al menos no a mí, en su calidad de personas “ejemplares”, respetuosas y con toda una vida para demostrar que tienen la razón, sus creencias, su religión, añadiéndole un poquito de criterio propio de mi parte, estoy feliz de que así haya sido.

Ahora, ¿Dónde demonios está dios? ¿De dónde demonios saqué esa pregunta? ¿De mi mente? Supongo que sí, de mi mente. ¿Dios está en mi mente?, dios está en todas las mentes, supongo. Hay personas que lucran con la fe, antes me cagaban, ahora las comprendo, la panza es primero. Sería un poco arrogante, un poco egoísta o hasta absurdo, crear mi propio dios. Un dios que según yo, sea el más conveniente, ¿Conveniente para quién? ¿Para mí? No, un dios justo, un dios verdaderamente justo. ¿Y a quién juzgaría? Solamente a mí supongo, sólo yo creería en él. ¿Y si en la creación de mi propio dios, me viniera a la mente la idea de un dios, que juzgara a todos por igual, no importando que crean o no, sin que ni siquiera hayan alguna vez pensado en él, imaginado por lo menos, sería como sentirme un dios?

Antes decía que yo, yo no creía que hubiera un dios. ¡Ha!... Ingenuo, no me daba cuenta que tan solo pensar en él, hacía que existiera, y más que eso, que influyera en mí. ¿Serán los dioses ocultos? ¿O serás tú? Con el tiempo me he dado cuenta de que no es cuestión de madurar, como dicen muchos, es cuestión de pensar que la idea de que no existe un dios, es absurda. Aunque es difícil hacer que todo el mundo cambie la idea que cada quien tiene de dios en su mente, la idea es que seamos dioses de nuestra propia vida, de nuestra propia existencia. Más, ¿Cómo alguien como yo, con ideas tan fuera del lugar, en el que se supone, según mis tías, mi mamá, según el mundo, deberían estar, va a cambiar la forma de pensar de tantos y tantos feligreses, contribuyentes, accionistas de la iglesia, de tantas iglesias, si tan solo tengo dos brazos y una boca, o lo que es peor, una solitaria y confundida mente? Si bien lo dijo Silvio, la medicina escasa, la más insuficiente, es la de remediar la mente.

Esa otra palabra que hace poco, alguien cercano a mí uso para mencionar a los feligreses: contribuyentes, me agradó. Me da la idea de alguien que como yo, ha llegado a la finísima conclusión de que la iglesia, mejor dicho, las iglesias, son un mero, fructífero, caprichoso y agotador negocio. Lo demostré en alguna publicación pasada. Pero vayamos al meollo del asunto, que ya no es la religión, todos sabemos que es una mierda. Lo que no sabemos, y tal vez nunca sepamos, es, ¿En qué pinches putas pensaban nuestros antepasados cuando decidieron que tendrían unos dioses a los que adoraríamos (adorarían ellos, yo ya no)? ¿Es que desde siempre el hombre ha necesitado creer en algo o en alguien para sentirse un poquito menos indefenso, un poquito menos solo? Nacimos solos, vivimos solos, morimos solos ¡Carajo!

Que si yo tengo razón, que si no, que si la tiene aquél… ¿Quiénes somos nosotros para decidir quién tiene la razón? ¿Somos dios acaso? Tal vez dios esté en este momento impulsándome a escribir esto, ¿De dónde viene todo esto? De mi cabeza, quiero suponer que de mi cabeza.

Cada vez que escucho a alguien hablándome patéticamente de dios, “Dios creó el cielo y la tierra. Dios es todo poderoso, es omnipotente. Si no crees en dios no tendrás derecho a entrar al reino de los cielos.” Me da coraje, lástima a la vez. ¿Cómo puede ser posible? Entonces, ¿Al cielo no entraron todos aquellos que no creyeron en Yavé? ¿Y los que creyeron en buda? ¿Dónde están? ¿En un cielo aparte? ¿Tienen su zona VIP?, porque, para quienes no lo saben, el budismo es la única religión respetable en esta despreciable sociedad. Más, cuando alguien me dice que la sombra de una duda ha acusado en su cerebro, que le pregunta qué es dios, y qué demonios hace aquí, me da felicidad, me siento bien por conocer a alguien así. Podríamos también notar que tienen dos opciones; quedarse con la fácil idea de que todo lo creó dios, y que todo se explica por la obra del espíritu santo o por alguna de esas fuerzas divinas, ó, pensar un poquito más.

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