martes, 13 de julio de 2010

Otra véz en un autobús

¿Cómo es que llegó un condón al asiento de hasta atrás del autobús? La vida es complicada por éstos rumbos, lo sé, lo he vivido, entre el sol, los amontonamientos en lugares pequeños, la desesperación de sentirse atrapado entre los cerros (cosa que se extraña cuando se está lejos), el calor que decimos que es irresistible, entre otras cosas más que debería contemplar, pero que no le veo el mayor sentido porque no responde a mi pregunta. ¿Cómo había llegado hasta ahí un condón, que parecía, por su forma desentrañada, que había sido usado?

No imagino la serie de dificultades que tuvieron que superar los individuos que osaron darle otro uso al asiento de hasta atrás. Bueno, sí las imagino, es difícil, tan solo en mi imaginación. Claro, esto suponiendo que el condón fue usado por un par de personas (hombre y mujer, o alguna otra combinación) y asumiendo que el autobús iba totalmente vacío. De otra manera, sería fácil suponer que algún tipo pervertido se la sacó en el asiento de hasta atrás y comenzó a manosearse con todo y el condón. O algún adolescente lo sacó como para jugarle una broma a los pasajeros, aunque ellos no tuvieran oportunidad de ver las caras que ponen cuando vean el tan mencionado condón.

Ahora, algo que seguramente creará algo de controversia, es responder a la pregunta ¿Cómo es que lo vi? Lo vi en el instante en el que me iba a sentar. En esa acción que hace uno como de reclinarse un poco, ajustar y calcular el peso y el tamaño del trasero y calcularlo con el espacio disponible. Decidirse entre el asiento derecho o izquierdo, para darse cuenta de que en el espacio entre respaldo y asiento, hay cosas raras que te impiden sentarte en uno o en otro.

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