viernes, 11 de junio de 2010

Consecuencias esporádicas de la TV

Pues bien, mi horario para ver la televisión es: en las mañanas (cuando tengo que levantarme temprano), de seis a siete o siete y media, depende de lo que tenga planeado para ese día; y en las noches de diez a once, para ver las mismas nocticias que ví en la mañana.

Pero bueno, llegó el mundial y ahora, tenía que decidir entre quedarme a ver el partido en la comodiad de mi hogar o irme a cierto compromiso, e ir escuchándolo en el radio, pues tienen que saber que tengo un mp3 con radio FM (que presumido ¿no? [me hace falta un dos puntos P jajaja, pinche msn]).

Pero me puse a pensar en las desventajas de no ver el partido, sino escucharlo. La primera fué: que tal que me engañan los del radio y no es eso lo que realmente pasa. Esto lo basé en algo que cuando pensé en escucharlo en véz de verlo, se me vino a la mente, "no, si no lo dice Javier Alarcón o alguno de sus compinches, no lo creo" (Ahora me falta un dos puntos S jajaja). A tal grado llegó mi dependencia y mi influencia por la televisión, que al poco rato ya estaba yo en el camión cantando en mi mente, "samina mina eh eh, waka waka eh ehe, samina mina zangaléwa, porque esto es áfrica" (nótese que ésta es la letra original de la canción de shakira, porque sí, si tiene letra), mientras llevaba el ritmo con mis pies.

No sé que sea. No sé si llamarlo El Efecto Shakira, ó, El Efecto Televisa. Una vez más me falta un dos puntos S. :S... Así está mejor.

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